El trastorno de déficit atencional (TDA) es un trastorno del neurodesarrollo que suele manifestarse en la infancia y puede persistir en la adolescencia y adultez. Este trastorno se caracteriza por grados variables de inatención, hiperactividad e impulsividad, los cuales impactan e interfieren significativamente en el aprendizaje, el rendimiento escolar y los procesos adaptativos de la persona en su entorno.
Comorbilidad del TDA
El TDA a menudo se presenta en comorbilidad, lo que significa la coexistencia de dos o más trastornos en una misma persona. Algunos ejemplos comunes incluyen:
Trastornos del aprendizaje: Presente en un 15% a un 40% de los casos.
Trastorno oposicionista desafiante: Ocurre en un 35% a un 50% de los casos.
Trastorno de conducta: Afecta aproximadamente al 20% de las personas con TDA.
Trastornos ansiosos o depresivos: Se presentan en un 25% de los casos.
¿Qué debo hacer si sospecho que un estudiante o mi hijo/a tiene TDA o TDAH?
Si observa que su hijo/a o estudiante presenta los siguientes síntomas:
- Labilidad y desregulación emocional
- Dificultades de autoestima.
- Baja tolerancia a la frustración
- Irritabilidad.
- Dificultades sociales.
- Dificultades académicas.
- Fácil aburrimiento y baja motivación.
Se recomienda seguir estos pasos:
- Consultar a un psicólogo: Para confirmar o descartar la existencia de TDA o TDAH (trastorno de déficit atencional con hiperactividad) según los criterios del Manual DSMV.
- Consultar a un neurólogo: En caso de que sea necesario, el profesional podrá determinar el uso de fármacos como parte del tratamiento.
- Iniciar terapia psicológica: Es fundamental comenzar una intervención psicológica y mantenerla en el tiempo para abordar las dificultades relacionadas con el TDA/TDAH.
Abordar el trastorno de déficit atencional de manera temprana y adecuada es clave para mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen, favoreciendo su desarrollo personal, social y académico.
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